Se trata de medicamentos de uso cotidiano utilizados para dolores musculares y articulares, que para su comercialización deben ser sometidos a un proceso exhaustivo de control, medidas que no han sido llevadas a cabo por la compañía farmacéutica productora de dichos analgésicos, Bayer.
Por el momento se desconocen las unidades que han podido verse afectadas por la contaminación, aunque se estima que las cantidades distribuidas por los puntos de venta farmacéuticos han sido cuanto menos elevadas.
La CE se ha puesto en contacto con las autoridades inglesas para obtener más información sobre los productos contaminados y las posibles consecuencias, y está a la espera de recibir respuestas antes del próximo lunes.
El riesgo de consumir dichas sustancias se sitúa en el nivel más alto de la escala europea, ya que se estima riesgo de contraer el virus VIH tras ser ingeridos.
El Ejecutivo comunitario se reunió la pasada jornada con representantes de las principales farmacéuticas para estudiar la situación.